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Wed, May

*NO ME VENGAN CON ESO DE LA LEY

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PERFIL DE MÉXICO



*NO ME VENGAN CON ESO DE LA LEY



Armando Ríos Ruiz



“No me vengan con que la ley es la ley…”, demandó enfurecido el presidente mexicano a los ministros de la Corte,
PERFIL DE MÉXICO



*NO ME VENGAN CON ESO DE LA LEY



Armando Ríos Ruiz



“No me vengan con que la ley es la ley…”, demandó enfurecido el presidente mexicano a los ministros de la Corte, cuando se discutió la Reforma Eléctrica, a quienes acusó de sólo defender el interés público o los patronales, en aras de que sus lacayos en el Congreso aprobaran su iniciativa.

Pero lo expuesto por Ricardo Anaya, ex candidato a la Presidencia de México, embona perfectamente en la personalidad del mandatario y lo dibuja como el autoritario sin comparación que es: Si es aquí en México: "No me vengan con que la ley es la ley". Si es fuera de México: "si no se van a respetar las normas, entonces vamos a vivir en el mundo de los gorilas."

Lo anterior, respecto a lo acontecido hace unos días en Ecuador, en donde policías del gobierno de Daniel Novoa entraron a la sede de la embajada de México, por Jorge Glass, vicepresidente de ese país durante los gobiernos de Rafael Correa y de Lenin Moreno Garcés, acusado de corrupción y de otros delitos relacionados con cárteles mexicanos de la droga.

Fue encarcelado en 2017 durante cuatro años, tras los cuales, un juez le permitió dejar la cárcel gracias a un recurso conocido como habeas corpus y en nuestro país como Ley de Amparo, con algunas diferencias. Solicitó asilo a México en virtud de haber sido expedida nueva orden de encierro y ni tardo ni perezoso, nuestro Presidente se la otorgó y le abrió las puertas de la embajada.

El Presidente Noboa se amparó tras la Convención sobre el Derecho de Asilo de 1954 de la Organización de Estados Americanos, que dice que no se puede conceder asilo político a delincuentes condenados, a menos que los cargos en que se base la condena sean de naturaleza política y dispuso que Glass fuera sacado de la embajada, ante la presunción de un posible traslado a México.

Nuestro mandatario, transformado en candil de la calle y en busca de pleitos, ahora fuera de nuestro país, se incomodó sobremanera e inició una denuncia ante autoridades internacionales por violación al artículo 21 de la Convención de Viena, que establece que las misiones diplomáticas gozan de plena inmunidad y extraterritorialidad. O que el gobierno anfitrión no tiene derecho a entrar a una embajada sin la autorización del jefe de la misión.

Solicitó la suspensión de Ecuador en la ONU, organismo al que no se ha cansado de denostar cada vez que viene al caso. Además, ordenó la ruptura de relaciones con Ecuador, situación que motivó el llanto de Noboa, quien acaba precisamente de señalar que no está arrepentido un milímetro, de haber ordenado la invasión a la embajada mexicana en su país.

"Creo que estamos en el lado correcto de la historia. También condena el hecho de que algunos gobiernos utilicen sus embajadas con una fachada, de refugiados políticos, pero en realidad es para lograr impunidad. En realidad, es para salvar a los criminales de su sentencia", declaró.

También sostuvo en una entrevista, que desea hablar con México e invitar al Presidente mexicano a negociar esta crisis y hasta a comer ceviche y tacos. Obviamente, no conoce ni de lejos la capacidad de almacenaje de rencor y venganza de nuestro máximo representante de la diplomacia mexicana.

Alicia Bárcena, secretaria de Relaciones Exteriores, se sumó, obviamente, a las demandas del Presidente y exige que la justicia internacional condene y sancione las graves violaciones ocurridas para evitar un precedente de impunidad. Parece muy segura de la asistencia de todo el derecho para hacer realidad tal petición, cuando fuera de México, muchos gobiernos han condenado al nuestro, por la forma tan evidentemente atropellada en que aquí se gobierna.

¡Y la situación de Jorge Glas, gracias a quien surgió un pleito entre dos países latinoamericanos? Pues simplemente empeoró, porque ahora, todos los reflectores están en Ecuador, en México y en su persona y la verdad, no saldría nada bien librado, toda vez que existen evidencias de su participación con la empresa Odebretch y de sus ligas con delincuentes mexicanos.

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“Lo que estamos pidiendo es que el sistema multilateral debe de estar a la altura y debemos exigir que la justicia internacional condene y sancione sin ambigüedades las graves violaciones ocurridas y se evite un precedente de impunidad”, ha declarado Bárcena. México llevaba días anticipando que preparaba la demanda para presentarla ante la justicia internacional. En el camino, buscó el apoyo de otros países para poder dar más contundencia al pedido y recibió el respaldo de los dos órganos diplomáticos de mayor peso en la región: la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). México consiguió también que Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea apoyaran la demanda presentada en La Haya.



Pero al mismo tiempo, el artículo 21 de la Convención de Viena establece que las misiones diplomáticas gozan de plena inmunidad y extraterritorialidad. Eso implica que el gobierno anfitrión no tiene derecho a entrar en una embajada sin la autorización del jefe de la misión.



Por este hecho, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ordenó la ruptura de relaciones entre México y Ecuador, hecho por el cual la OEA y los países de América, con excepción de El Salvador, condenaron las acciones emprendidas por el presidente Daniel Noboa.



México pide la suspensión de Ecuador de la ONU tras asalto a la embajada en QuitoGOBIERNO DE MÉXICO





La afirmación tiene cierta base: según la Convención sobre el Derecho de Asilo de 1954 de la Organización de Estados Americanos, no se puede conceder asilo político a delincuentes condenados a menos que los cargos en que se base la condena sean de naturaleza política.

Pero al mismo tiempo, el artículo 21 de la Convención de Viena establece que las misiones diplomáticas gozan de plena inmunidad y extraterritorialidad. Eso implica que el gobierno anfitrión no tiene derecho a entrar en una embajada sin la autorización del jefe de la misión

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Los gobiernos de México y Ecuador atraviesan el punto más bajo de su relación bilateral, tras el asalto de la policía de Quito a la embajada mexicana para capturar al exvicepresidente Jorge Glas.

Por este hecho, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ordenó la ruptura de relaciones entre México y Ecuador, hecho por el cual la OEA y los países de América, con excepción de El Salvador, condenaron las acciones emprendidas por el presidente Daniel Noboa.



México pide la suspensión de Ecuador de la ONU tras asalto a la embajada en QuitoGOBIERNO DE MÉXICO

Las reflexiones de Daniel Noboa

A pesar de la grave crisis diplomática entre México y Ecuador, el mandatario sudamericano afirmó que no hay arrepentimiento de las acciones policíacas en suelo mexicano.

En entrevista concedida a la cadena australiana SBS News, Noboa señaló que no existe un arrepentimiento de su parte en la entrada de la policía en la embajada, y señaló que evidenció la manera en que las embajadas de otros países encubren a delincuentes ecuatorianos.

"Creo que estamos en el lado correcto de la historia y también condenan el hecho de que algunos gobiernos utilicen sus embajadas como, con una fachada, de refugiados políticos, pero en realidad es para lograr impunidad. En realidad, es para salvar a los criminales de su sentencia".

Noboa quiere hablar con AMLO

Noboa señaló que la aprehensión de Glas en la embajada de México era un acto necesario para dar el mensaje que en Ecuador se respeta el estado de derecho y ningún delincuente sentenciado

"Si Glas hubiese escapado usando vehículos de la Embajada y aviones del Gobierno mexicano, yo habría parecido muy débil para todos. Ahora que lo he hecho, me ven como muy duro. Es difícil contentar a todo el mundo, pero la mayoría de la gente en el país está feliz con esta decisión".

Pese a la tensión entre los gobiernos de México y Ecuador, Daniel Noboa señaló que esta en la mejor disposición de invitar a Andrés Manuel López Obrador para negociar una salida a esta crisis.

"Invitaré a López Obrador a comer un ceviche, y probablemente también podemos comer unos tacos y hablar, cuando él esté listo".

El caso de Ecuador, aunque menos grave porque no se tradujo en víctimas mortales, es un poco más complejo y exige algunas aclaraciones.

En el centro de la disputa diplomática entre Ecuador y México se encuentra el ex vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, que cumplió cuatro años entre rejas tras una condena en 2017 por cargos de corrupción.

Glas se enfrenta ahora a un juicio por diferentes cargos, lo que motivó su solicitud de asilo en la Embajada de México en diciembre de 2023. México aceptó la solicitud y así se lo transmitió al gobierno ecuatoriano.

El gobierno ecuatoriano justificó su decisión de enviar policías a la embajada mexicana por considerar que Glas no puede recibir asilo político al tratarse de un delincuente convicto.

La afirmación tiene cierta base: según la Convención sobre el Derecho de Asilo de 1954 de la Organización de Estados Americanos, no se puede conceder asilo político a delincuentes condenados a menos que los cargos en que se base la condena sean de naturaleza política.

Pero al mismo tiempo, el artículo 21 de la Convención de Viena establece que las misiones diplomáticas gozan de plena inmunidad y extraterritorialidad. Eso implica que el gobierno anfitrión no tiene derecho a entrar en una embajada sin la autorización del jefe de la misión.

Ecuador argumenta que México abusó de su inmunidad diplomática, por lo que no le quedó más remedio que enviar a la policía. Sin embargo, aquí hay que hacer una distinción crucial. Mientras que la inmunidad diplomática y la extraterritorialidad de las misiones extranjeras son principios fundamentales de la Convención de Viena, el asilo político es una cuestión aparte que debe tratarse por separado.

Como tal, si el gobierno ecuatoriano consideraba que Glas no reunía los requisitos para el asilo político, podría haber intentado bloquear legalmente el traslado o denegar el salvoconducto para que el solicitante de asilo saliera de la embajada y abandonara el país. Sin embargo, México tendría motivos de peso para oponerse a tales medidas, ya que, según la Convención sobre el Derecho de Asilo de 1954, corresponde al Estado que concede el asilo decidir si el caso tiene una motivación política.

SIPA PRESS

El ex vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, se encontraba en la embajada de México en Quito, donde había solicitado asilo político.

IMPLICACIONES PARA EL FUTURO
Independientemente de los méritos del caso de asilo, enviar el equivalente de un equipo SWAT para asaltar la embajada representa una violación deliberada de las normas diplomáticas.

Existe un largo historial de políticos latinoamericanos solicitantes de asilo que han pasado muchos años encerrados en embajadas porque los gobiernos no les han concedido un salvoconducto, entre los que destaca el dirigente peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, que pasó cinco años en la embajada de Colombia en Lima.

Sin embargo, salvo contadas excepciones, ni siquiera en la época más oscura de las dictaduras militares latinoamericanas de los años sesenta y setenta se permitió a la policía irrumpir en los edificios de las embajadas para detener a los solicitantes de asilo. Y esto pone de relieve lo que hace que las acciones de Ecuador sean especialmente preocupantes.

Precisamente por los problemas de inestabilidad política y tradición de golpe militar que tiene América Latina, las leyes en torno al asilo político y la inmunidad diplomática son necesarias. Si se socava la Convención de Viena de la forma en que lo ha hecho Ecuador, se corre el riesgo de sentar un precedente que otros gobiernos podrían verse tentados a seguir.

El asilo político en América Latina ha funcionado tradicionalmente como una válvula de seguridad que permite a los líderes depuestos salir del peligro. Debilitar las estructuras diplomáticas de apoyo al asilo dificultará la gestión de las rupturas democráticas.

También se corre el riesgo de exacerbar los desacuerdos regionales. Ya lo estamos viendo con México, que está rompiendo relaciones con Ecuador como resultado del asalto a la embajada.

DIFICULTAR LA DIPLOMACIA
Por supuesto, las violaciones de embajadas no carecen de precedentes. La dictadura de Guatemala atacó la embajada española en Ciudad de Guatemala en 1980, matando a varios solicitantes de asilo, entre ellos un ex vicepresidente. Y el gobierno militar de Uruguay envió fuerzas de seguridad a la embajada de Venezuela en Montevideo en 1976 para detener a un militante de izquierdas que había solicitado asilo, lo que provocó la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Pero aquellos sucesos del pasado relativamente lejano fueron ampliamente condenados en su momento, y con razón, como producto de regímenes autoritarios poco respetuosos con las convenciones internacionales.

La actitud internacional comparativamente relajada ante las violaciones de las embajadas por parte de Israel y Ecuador refleja, en mi opinión, una incapacidad para comprender la importancia de la erosión de la inmunidad y las normas diplomáticas.

A medida que aumentan los desafíos globales, las embajadas y sus representantes adquieren más importancia, no menos. Si lo que se extrae de los dos últimos incidentes en embajadas es que la protección de los locales diplomáticos puede ser secundaria frente a lo que sea políticamente conveniente en un día determinado, entonces será muy perjudicial para la gestión de las relaciones internacionales. La diplomacia resultará mucho más difícil.

Y dada la enormidad de los retos a los que se enfrenta el mundo hoy en día, eso es lo último que necesita cualquier país.The Conversation

Jorge Heine, Interim Director of the Frederick S. Pardee Center for the Study of the Longer-Range Future, Boston University

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.



México llevará a Ecuador ante el Tribunal Internacional de Justicia. El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha demandado este jueves al país sudamericano por el violento asalto a la Embajada mexicana en Quito el pasado 5 de abril, cuando la policía irrumpió en la sede diplomática bajo órdenes del presidente Daniel Noboa, maltrató al personal diplomático y se llevó por la fuerza al exvicepresidente Jorge Glas. “La violenta agresión es lo que estamos llevando ante la corte internacional”, ha dicho la canciller, Alicia Bárcena, este jueves en conferencia junto al mandatario mexicano. El Ejecutivo ha solicitado que se juzgue lo sucedido aquel día y ha pedido que se suspenda a Ecuador como miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La demanda incluye, además, la petición de expulsarlo del organismo si se comprueba ante el Tribunal que se violaron los principios establecidos por la carta fundacional de Naciones Unidas.

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“Lo que estamos pidiendo es que el sistema multilateral debe de estar a la altura y debemos exigir que la justicia internacional condene y sancione sin ambigüedades las graves violaciones ocurridas y se evite un precedente de impunidad”, ha declarado Bárcena. México llevaba días anticipando que preparaba la demanda para presentarla ante la justicia internacional. En el camino, buscó el apoyo de otros países para poder dar más contundencia al pedido y recibió el respaldo de los dos órganos diplomáticos de mayor peso en la región: la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). México consiguió también que Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea apoyaran la demanda presentada en La Haya.

La suspensión temporal de Ecuador como miembro de la ONU que se ha pedido, según ha detallado el Gobierno mexicano, es “en tanto no se emita una disculpa pública reconociendo la violación a los principios fundamentales del derecho internacional”. Esta solicitud se ha hecho para “garantizar la reparación del daño moral infligido al Estado mexicano”, ha detallado Bárcena. La petición busca además “establecer el precedente de que cualquier Estado que actúe como lo hizo Ecuador será expulsado de las Naciones Unidas”, ha explicado. “Esta demanda se sustenta en la convicción de que el uso de la fuerza no es el mecanismo”.

Las imágenes del asalto a la Embajada quedaron registradas en las cámaras de seguridad de la legación y fueron difundidas por López Obrador esta semana. La grabación muestra a una docena de policías con armas largas ingresar a la sede saltando los muros y derribar la puerta de acceso. Una vez dentro, se les puede ver maltratando y apuntando con armas a los funcionarios mexicanos mientras sacan a rastras a Glas. La brutalidad de la irrupción incluso hizo cambiar la posición tibia que había tenido Estados Unidos hacia el asalto, y este martes, el Gobierno de Joe Biden condenó lo sucedido.

“Lo que se busca es que no se repita un hecho deleznable como el que ocurrió”, ha dicho el presidente López Obrador este jueves. El consultor jurídico de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Alejandro Celorio Alcántara, ha explicado que otro de los puntos que buscan en la justicia internacional es que Ecuador garantice la seguridad en la Embajada de Quito, que quedó abandonada tras la salida de la misión diplomática del país el pasado fin de semana, y todos los bienes y archivos que aún siguen en el sitio.

Vicepresidente durante los Gobiernos de Rafael Correa y Lenín Moreno, Jorge Glas se refugió en la Embajada mexicana en diciembre pasado. Le acorralaba la justicia y después de pasar unos cinco años preso por un caso de corrupción, optó por buscar una salida y pidió entonces asilo político a México. Pesan sobre él dos condenas, por asociación ilícita para delinquir y por cohecho, esta última de ocho años e impuesta en 2020. El correísmo ha calificado el cerco judicial impuesto a Glas como una persecución política.

La actitud del Gobierno de Noboa fue duramente condenada por casi toda América Latina y múltiples países en todo el mundo. Las embajadas resultan lugares casi sagrados para la política internacional, y hay pocos precedentes en la historia de la diplomacia global de un hecho como el sucedido. Además de la irrupción, la violencia con la que se trató a la comitiva diplomática es uno de los hechos que más ha molestado a México. La imagen del jefe de Cancillería intentando detener la aprehensión de Glas que acabó con el funcionario sometido en el suelo, no ha dejado de reproducirse estos días y formará parte del expediente presentado por el Gobierno de López Obrador.

Como tal, si el gobierno ecuatoriano consideraba que Glas no reunía los requisitos para el asilo político, podría haber intentado bloquear legalmente el traslado o denegar el salvoconducto para que el solicitante de asilo saliera de la embajada y abandonara el país. Sin embargo, México tendría motivos de peso para oponerse a tales medidas, ya que, según la Convención sobre el Derecho de Asilo de 1954, corresponde al Estado que concede el asilo decidir si el caso tiene una motivación política.



Esa puede ser una de las razones por las que Noboa ha presionado tanto para detener a Glas. El exvicepresidente había solicitado asilo en México para protegerse de los cargos de malversación de fondos, alegando que las acusaciones tenían motivaciones políticas. Pero Glas, ya condenado dos veces por corrupción y estrecho aliado de su antiguo jefe, Rafael Correa, se había convertido en emblema del pasado que Noboa rechaza, y en una prueba de su determinación de limpiar la casa.

Por un momento, Glas pareció haber encontrado refugio. López Obrador ha utilizado anteriormente los canales diplomáticos de México para rescatar a aliados políticos, desde dar la bienvenida al boliviano Evo Morales en 2019 hasta ofrecer asilo a la familia del peruano Pedro Castillo en 2022.



López Obrador, un estrecho aliado ideológico de Correa, había permitido desde diciembre que Glas viviera en la embajada mexicana, un territorio que técnicamente está fuera de los límites de las autoridades locales.

Pero entonces pareció echar más leña al fuego. La semana pasada, López Obrador pareció criticar la elección que llevó a Noboa al poder, sugiriendo que el clima de miedo creado por el asesinato de Villavicencio había favorecido a Noboa.
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