Para muchos legisladores federales, ocupar una curul de San Lázaro y codearse de vez en cuando con líderes de partidos o personajes de la política nacional, les hace creer que ya pueden tener la puerta abierta para pelear o exigir una candidatura relevante en sus entidades. En el caso de Morelos, desde la “Obama Magus”, el “Gato García”, Lucy Meza o Bolaños Aguilar, así como Matías Nazario o María Eugenia Ocampo, están frotándose las manos con el objetivo de que en el 2018 ellos puedan estar en las peleas locales.
Para muchos legisladores federales, ocupar una curul de San Lázaro y codearse de vez en cuando con líderes de partidos o personajes de la política nacional, les hace creer que ya pueden tener la puerta abierta para pelear o exigir una candidatura relevante en sus entidades. En el caso de Morelos, desde la “Obama Magus”, el “Gato García”, Lucy Meza o Bolaños Aguilar, así como Matías Nazario o María Eugenia Ocampo, están frotándose las manos con el objetivo de que en el 2018 ellos puedan estar en las peleas locales.
El priista Matías Nazario llegó por fin a su tan soñado “puesto de diputado federal”. Desde que coordinó la fallida oficina de comunicación social en el sexenio de Jorge Carrillo Olea, se identificó como un aliado de la política y los beneficios personales, se mantuvo en un perfil bajo hasta que logró llegar a la diputación local, puesto donde dejó pendiente trabajo legislativo y su postura contra Graco Ramírez, su enemigo político desde 1998, fue tan gris como su participación como diputado en materia de derechos humanos.
Quienes llegan cargados de compromisos y con la billetera llena en millones de pesos, son los diputados Lucy Meza (PRD) y Javier Bolaños (PAN), ambos aliados de Graco Ramírez y quienes al final de la LII Legislatura le fallaron en la operación política para privatizar la basura a la empresa Cruz Azul o endeudar a municipios por más de 20 años en materia de alumbrado público. A Lucy la soberbia ya es su compañera y pese a ser bajita de estatura, quieren que no le miren menos, pues está segura que la candidatura a Gobernadora le vendrá bien en su carrera política y qué mejor, si lleva de contrincante a su aliado en billetes Bolaños, quien también dicen, ya se siente gobernador.
A Javier Bolaños se le cuestiona por su frágil compromiso político con los ciudadanos y sus debilidades humanas, por lo que se entiende su rechazo a asesores como Jesús Martínez, quien en plática de café dejó claro su admiración por su “jefe” y su lealtad, misma que se terminó en tan solo 5 días de haber llegado al Congreso federal. A quien si lleva es a su asesora Laura Hernández y a su asesor de medios, Javier López, ambos de los panistas “maquiavélicos” que poco han aportado al PAN estatal.
Y ya que estamos con los panistas, “Obama Magus”, Margarita Alemán, también no quita el dedo del renglón de aspirar a una candidatura (ojalá sea abierta porque en las internas siempre recibe ayuda de la Sagrada Familia) y solo podrá tomar posicionamiento si de verdad asume la responsabilidad de trabajar a favor de los morelenses.
Finalmente, la ex líder del SNTE sección 19, María Eugenia Ocampo, de Nueva Alianza, podrá asumir el reto de trabajar a favor del magisterio, la educación y el desarrollo de los alumnos de Morelos. Cuenta con liderazgo y fortaleza, sabe de negociación y perfectamente tiene “amarrados de las manos” a su diputado local y al líder de Nueva Alianza, Felipe Castro, éste último es uno de los “comisionados” del SNTE que vive con sueldos superiores a los 100 mil pesos mensuales, más los beneficios que recibió en materia de transporte en el sexenio de Sergio Estrada Cajigal.
Si la líder María Eugenia Ocampo, logra alinearse a las acciones políticas y es innovadora en sus formatos de posicionamiento, no tenemos duda de que estará fortalecida en el 2018, por lo menos hasta ahora, no llega con tantos compromisos políticos como el resto de los diputados de Morelos, quienes a unas semanas de iniciar sus labores en San Lázaro, ya lo utilizan como “trampolín” rumbo al 2018.
Fotos: Rabindranath Salazar
Dulce Miriam Muñoz
Maria Eugenia Ocampo, foto para columna
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