PERFIL DE MÉXICO
*CONTINÚAN LOS ABRAZOS
Armando Ríos Ruiz
Hace apenas unos 10 días, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana, presentó su plan de seguridad e
*CONTINÚAN LOS ABRAZOS
Armando Ríos Ruiz
Hace apenas unos 10 días, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana, presentó su plan de seguridad e inmediatamente informó de los grandes avances en la materia, como la detención de 824 delincuentes por delitos de acto impacto, el aseguramiento de 33, 800 kilos de diversas drogas, 46 mil 336 pastillas de fentanilo y 834 armas de fuego.
Toda una hazaña. También Marcela Figueroa, titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública, informó que las cifras de delitos de alto impacto han mostrado una tendencia a la baja durante las primeras semanas de la reciente administración. Pero no presentó cifras exactas al respecto.
La Presidenta dijo que la Estrategia de Seguridad y Construcción de la Paz sigue centrada en la coordinación entre las distintas fuerzas de seguridad del país y en el combate directo al crimen organizado. Y aunque sostuvo que la violencia y la seguridad son desafíos centrales para su gobierno, no se notan un ápice.
La nota señala también que “esos resultados buscan generar confianza en la ciudadanía, reafirmando el compromiso de las autoridades con la reducción de la criminalidad y el aseguramiento de la paz en el país”. Sólo palabras.
El asunto es que durante el escasísimo tiempo que tiene la señora de gobernar, lo único que ha dejado bastante claro, es que, por más que se esfuerza en ser evidentemente una copia de su maestro tabasqueño, ha logrado serlo, efectivamente, pero bastante mala y si le cuesta tanto trabajo imitarlo, que no debe ser difícil, obviamente, también le cuesta trabajo urdir las mentiras.
Una de las grandes enseñanzas que heredó es precisamente mentir y mentir. Nada comparable a gobernar con una mediana visión de Estado. Eso no está en sus capacidades, que se ven tan flacas, que ni siquiera puede engañar con autenticidad, como si de veras estuviera emitiendo grandes verdades. Bueno. En esto se parece mucho a su mentor.
Se nota que aprendió a decir a quienes se encargan de la seguridad, lo mismo que el anterior ordenaba a la periodista Rosa Icela, hoy secretaria de Gobernación y que debe ser algo parecido a lo que imagino: “Prepara un informe que diga que estamos mejor que Singapur. Que ya no hay crímenes. Que mis abrazos son tan efectivos, que ya hasta me los piden los mismos delincuentes”.
Los inmensos adelantos en materia de seguridad presentados por García Harfuch son tan pobres, que parece haberse referido a algún pueblo de mi querido estado de Guerrero. ¿Por qué no habla de adelantos efectivos, como la investigación de los grandes capos que hacen crecer sus organizaciones como la espuma y con la complacencia del mismo gobierno que encabeza la señora Sheinbaum? Está fácil. Porque esto está prohibido.
En cuanto a decomisos, había más hace cuarenta y tantos años, cuando llegaron a ser hasta de más de 10 toneladas de cocaína. Viví esa época. Recuerdo a un italiano que conocí personalmente, aunque olvidé su nombre, que por cierto motivó la película Contacto en Francia. Fue capturado en México y enviado al reclusorio Oriente, en donde se encargaba del restaurante.
Había más detenciones de narcotraficantes importantes, a pesar de que las corporaciones policíacas estaban igualmente coludidas con los criminales y para conformar el cuento de persecución, evitaban coludirse con otros grupos, a quienes perseguían y capturaban. Así permitían que sus “amigos trabajaran y justificaban su trabajo con las detenciones de los no agraciados.
Lo cierto es que, mientras todos los encargados de la seguridad del país se jactaban de haber bajado las cifras de delitos en apenas unos días, los hechos sangrientos se suscitaban en Sinaloa, Guerrero, Chiapas, Guanajuato y en otros lados en donde, por cierto, aún continúan las detonaciones de las armas del terror.
Los hechos que son verdades son al revés. Lo que festejan es nada o es inclusive menos que lo que ocurre en un solo estado. Y aunque ya no se ha mencionado, los abrazos continúan a la orden de la delincuencia.
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