PERFIL DE MÉXICO
*EL DESARME DE SHEINBAUM
Armando Ríos Ruiz
Sólo Dios sabe lo que pasa por la cabeza de la Presidenta de este pobre país, cada vez que realiza actos públicos para anunciar nuevas y espectaculares
*EL DESARME DE SHEINBAUM
Armando Ríos Ruiz
Sólo Dios sabe lo que pasa por la cabeza de la Presidenta de este pobre país, cada vez que realiza actos públicos para anunciar nuevas y espectaculares estrategias que sólo ella cree y quienes la acompañan con aplausos de serviles y con sonrisa de retrasados, que servirán para llevar bienestar a los mexicanos, aunque se trata de concepciones burdas y realmente ridículas.
Hace unos días encabezó una ceremonia en la Basílica de Guadalupe, para arrancar la última genial novedad, que se refiere a un programa de canje de armas denominado Si al Desarme. Sí a la paz, que según su cerebro de científica para la presunción y sin haber podido jamás demostrar que lo es, “va a hacer historia y enseñará al mundo entero que en México se está construyendo justicia y paz”.
Hasta para darse cuenta de que sólo hace el ridículo es incapaz. No ha podido ni siquiera un ápice, reducir, aunque sea un gramo, la violencia exacerbaba en todos los rincones de México, por más que envía a su súper policía, Omar García Harfuch a esos lugares, sólo a hacer acto de presencia. Porque, hasta el momento, no hemos visto que realice el más improbable operativo.
¿Será capaz de creer que, con su policía traído de otro planeta, sólo haciendo presencia con elementos uniformados y súper armados, mientras la delincuencia atisba desde algún cerro o desde sus propias casas, muerta de risa, con una “cuba” en la mano y en la otra una pistola, va a menguar un milímetro los actos de violencia que aparecen por todos lados? Hemos visto a lo largo de los años, que la violencia desaparece un rato, para regresar con más fuerza.
El hecho de que repentinamente cese no quiere decir que alimenta las encuestas de baja en los actos criminales, como nos han querido hacer creer desde que gobernaba el nefasto tabasqueño, hoy en entredicho en México entre la clase pensante, de la que se queja amargamente la que hoy gobierna. Sino en Estados Unidos, que, de acuerdo con las últimas informaciones, guarda una gran sorpresa, por la cual debe estar muerto de miedo el “honesto valiente”.
El anuncio de este nuevo operativo de la Basílica me recordó otro que realizó hace muchos años, no un presidente, sino quien debe ser el encargado para hacer ese tipo de ridículo, o quién entonces fungía como secretario de Seguridad Pública en la capital. Se trataba entonces del general José Domingo Ramírez Garrido Abreu, quien discurrió implementar una estrategia que le acarrearía una enorme popularidad.
Se llamaba “Viernes Con Seguridad” y consistía en ir a diversas colonias de la gran ciudad de manera repentina, a catear a los viandantes para detectar si llevaban armas consigo. Cuando se trataba de zonas céntricas, los uniformados entraban a bares y a otros establecimientos a revisar a los consumidores. En una ocasión envió a un mando superior lejos de él. Le dijo que lo llamaría por la radio, frente a los que estaban cercanos, para preguntarle cuántas armas había decomisado. Este debía contestarle con un número previamente determinado.
Era pues una farsa completita que nunca llevó a nada serio. Igual que el desarme que puso en marcha, no el funcionario adecuado, sino la misma Primera Mandataria, que con ello pretende dar una cátedra al mundo entero que, si conociera este enorme espectáculo, moriría también de risa.
¿Por qué no discurre mejor en una forma realmente efectiva de desarmar a los delincuentes? ¿A esos criminales que no se espantan con la presencia de un policía que ni siquiera tiene orden de disparar un tiro, sino sólo de hacer creer a la ciudadanía que está ahí para ayudar? Desgraciadamente, quien padece la presencia de los criminales, sólo cree cuando ve seriedad en el asunto. A lo que hace la señora lo llama ridículo. Mentira o embuste.
Por otro lado, la ciudadanía a merced de la criminalidad, necesita de un arma para defenderse. Simplemente porque es cierto que en este país y hoy por hoy, no hay un solo elemento del gobierno que se atreva a dar la cara por nadie. Y es éste el que ha llevado a los mexicanos a una situación desesperada.
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