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Wed, Feb

*NO HUBO INVITACIÓN, PERO… NO PASA NADA

Columnas
PERFIL DE MÉXICO



*NO HUBO INVITACIÓN, PERO… NO PASA NADA



Armando Ríos Ruiz



Con el arribo de Donald Trump de nueva cuenta a la Presidencia de Estados Unidos, se conjuntan tres importantes elementos en contra de nuestro gobierno, que
PERFIL DE MÉXICO



*NO HUBO INVITACIÓN, PERO… NO PASA NADA



Armando Ríos Ruiz



Con el arribo de Donald Trump de nueva cuenta a la Presidencia de Estados Unidos, se conjuntan tres importantes elementos en contra de nuestro gobierno, que quedaron pendientes desde la primera ocasión que el republicano ocupó ese cargo y que permanecieron en estado latente, hasta conseguir otra vez el triunfo en las pasadas elecciones del 5 de noviembre anterior.

Este lunes, se llevará a efecto la toma de posesión, a la que no fue invitada nuestra Presidenta. Se dice, debido a que el empresario, hoy político y a punto de volver a dirigir el destino del vecino inmediato y socio comercial, no comulga con ella, quien trata de restar importancia al detalle de la no invitación con un “no pasa nada”, cuando sólo quien no quiere darse cuenta, negaría que pasa muchísimo.

No pasa nada y tal vez por eso se ha atrevido a proferir esas frases que sólo llevan a acrecentar la falta de afecto del vecino, tan huecas que sólo pueden ocurrirse a una notoria falta de inteligencia, de cultura y por efecto, de conocimiento político que no ayudan en nada, como aquellas de que México jamás se someterá y otras que se refieren a nuestra soberanía que, históricamente, jamás ha sido respetada.

Trump dejó pendiente clasificar terroristas a las hordas criminales que invaden todo el suelo mexicano. Seguramente maduró esa idea desde que dejó la Casa Blanca, para plantearla otra vez, de ganar las elecciones y en virtud de que así sucedió, de inmediato pensó en los hombres que coadyuvarían gustosos en la tarea de enmendar la plana a nuestras autoridades, que se han dedicado a fomentar la incultura del crimen en México.

De no ser por sus amenazas, nuestra Mandataria habría de continuar inmersa en la obediencia ciega de las órdenes de su maestro macuspano, de abrazar a los delincuentes. Hasta hoy ha tenido cuidado de pronunciar esa expresión, seguramente para no contradecir al futuro Presidente vecino y así acrecentar esa aversión que dicen algunos, siente por ella.

Las acciones hasta hoy emprendidas dizque para combatir el crimen, dejarán de ser meros embustes con capturas de delincuentes de ínfima categoría y se convertirán en realidades que llevarán a los soldados del norte a una cacería seguramente sin cuartel. Con una metodología efectiva. Con drones y otras armas sofisticadas. No para impresionar, sino para acabar con el mal.

Por eso pensó en el senador de origen cubano Marco Rubio para ocupar la Secretaría de Estado, quien se ha mostrado crítico a lo que ocurre en países como el nuestro y quien ya declaró que una acción contra los cárteles mexicanos es una opción que está a disposición de Donald Trump, mientras nuestra gobernante dice que aquí tenemos el Himno Nacional, seguramente por aquello del extraño enemigo, que no es tan extraño, pero si decidido a ignorar su hermosa letra.

Pintó con certeza la realidad del país, con la multiplicación de criminales que no se combate o que se permite y hasta se alienta. De políticos y funcionarios asesinados por conveniencia de otros similares y de manera diplomática, dijo que “mi esperanza es trabajar con México para enfrentar este problema. Creo que México puede hacer más”. Y es cierto. Pero hasta hoy, nuestras autoridades han demostrado que no quieren porque deben a los malos costes de campañas.

Y el futuro embajador en México, Ron Johnson, “trabajará en estrecha colaboración con el anterior, para promover la seguridad y la prosperidad de nuestra nación a través de políticas exteriores sólidas que prioricen a Estados Unidos”, declaró Trump, al referirse al ex boina verde y veterano de guerra y quien seguramente habrá de imponer tácticas parecidas a las ideadas por él e implantadas por Bukele en El Salvador, que acabaron con la delincuencia.

Aunque nuestra mandataria diga que no se someterá, mejor sería que de una buena vez reconozca que, a su parecer o no, tendrá que doblarse ante las decisiones que ya están anunciadas y que nuestro Himno Nacional, con todo y su merecido reconocimiento por su belleza, nada tiene que aportar en esta cruzada.

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