PERFIL DE MÉXICO
*MEXICO, ENFERMO DE CÁNCER
Armando Ríos Ruiz
Todo indica que la soga que ata con un nudo gordiano a Sheinbaum y a amlo es así de fuerte, que no podrá romperse con nada. Tampoco ella es Alejandro
*MEXICO, ENFERMO DE CÁNCER
Armando Ríos Ruiz
Todo indica que la soga que ata con un nudo gordiano a Sheinbaum y a amlo es así de fuerte, que no podrá romperse con nada. Tampoco ella es Alejandro Magno para encontrar una solución que le permita conquistar Asia, en términos similares a los del conquistador. De esa manera, parece que estaría dispuesta a morir con su maestro, amenazado hasta hoy con no tener más remedio que pagar todas las fechorías que cometió, de muy profundo calado.
Cada día aparecen más evidencias que van nutriendo el ya inmenso cúmulo de indicios que señalan al expresidente y a su alumna preferida, con una relación bastante sólida con las organizaciones criminales, entre las que sobresale el cártel del Chapo Guzmán. El mismo ex mandatario se encargó de hacerlas visibles con infinito cinismo, convencido de que, ni más ni menos, engañaba con la verdad, como algunos dizque analistas no se cansaban de aseverar. Pero algo tan burdo no pudo haber engañado más que ellos.
La señora exhibe su inmensa turbación ante las embestidas de Trump, siempre amenazantes con los aranceles y con la persecución de los criminales que operan en todo México, enseñoreados por la costumbre que impuso su cómplice macuspano, que tiernamente les mostraba su gran afecto cada vez que cooperaban con él. Actitud que tenía y aún tiene como cómplices a muchos mexicanos que no se dan cuenta cabal de lo que ya tenemos encima o de la próxima incursión de soldados estadounidenses en nuestro territorio.
Por más que en el país del norte, instancias como la DEA y la CIA han dado a conocer públicamente sus planes ya casi terminados para iniciar la cacería con armamentos muy modernos y altamente eficaces, capaces de ubicar al enemigo con una precisión milimétrica y sin posibilidades de fallas. Por más que el contrario cuente también con los avances de la materia bélica.
Los alcohólicos se curan reconociendo que el alcoholismo es una enfermedad. En términos analógicos, México padece una enfermedad mortal que se llama delincuencia. Pero las más altas autoridades se niegan a reconocerla. Por lo tanto, no puede existir cura desde adentro y ésta situación ha provocado que el remedio venga de afuera.
Al mismo tiempo, al resistirse a reconocerla, esas autoridades dejan indicios de su confabulación con el crimen. Ocurrió ayer y ocurre ahora, en igualdad de recursos mentales, pero con la diferencia de que el sexenio pasado, el Primer Mandatario actuaba con descuido, pero era auténtico. Era nefasto, pero era él y en este, la que gobierna no es más que una copia burda.
Escuché a un analista preguntarse si será capaz de reconocer esa enfermedad y por lo que hasta hoy se palpa, no lo hará. Se mostró ofendida cuando Trump señaló que “los cárteles mexicanos son los principales traficantes de fentanilo, metanfetamina y otras drogas. Estos cárteles tienen una alianza con el Gobierno de México y ponen en peligro la seguridad nacional", indicó.
La respuesta de la Presidenta fue: “Rechazamos categóricamente que el Gobierno de México tenga alianzas con organizaciones criminales, así como cualquier intención injerencista en nuestro territorio”. ¿Qué ganó si, de todas formas, después comenzó el movimiento de aviones y portaaviones norteamericanos en territorio mexicano? ¿Si también hasta sus partidarios saben, que ya es mucho decir, de la presencia de grupos delictivos en todos lados?
Todos estos argumentos son pruebas de la existencia de un pacto, algo así como de sangre, entre la señora y su maestro. Un vínculo tan fuerte, que obliga a la señora a permanecer fiel en todo, absolutamente en todo, con el destructor de México. Inclusive en la tarea de destruir, porque es parte del plan para imponer el Maximato que, si ya no le sirve al ex Presidente por los delitos cometidos, bien podría servir a ella o al heredero del trono, Andy López.
A este problema es agregarán otros, como la terrible economía.
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