Francisco Gómez Maza
Para crecer, el pájaro debe romper el huevo, romper el cascarón. Para construir un mundo hay que destruir el anterior.
Estas frases son las más representativas de la filosofía de Hermann Hesse, escritor y poeta alemán (que fue la delicia de mi juventud, con Demián, El Lobo Estepario, Sidharta), una premisa certera que expresa que el traspasar nuestro mundo, ese que nos condiciona, es algo doloroso, pero, a la larga, éste vía crucis es lo único que nos permite avanzar y destruir nuestros propios muros.
Esta es una crisis – la crisis no es necesariamente un proceso malo, destructivo, negativo, la crisis lleva en sí el crecimiento, de ahí deviene crisis, de crecimiento – que tenemos que afrontar los mexicanos y ahora con mayores infortunios como la política agresiva, perversa, del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica – pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos, lamentaba nuestro dictador, el general Porfirio Díaz que pareció un visionario que no esperaba nada bueno de los inmigrantes anglosajones que se ubicaron en los campos y planicies del país del norte, que prácticamente le robó a México más de la mitad de su territorio.
Los mexicanos, como los pollos, tienen que romper el cascarón para poder crecer, para ser mejores, para vivir mejor, para tener calidad de vida, no para enriquecerse con oro o plata, o petróleo, sino para vivir como seres humanos, en igualdad de circunstancias, acabar con los ventajosos, con los acumuladores de riquezas mal habidas, etcétera. Pero tienen que cambiar de empleados. Ya los que han estado por años no funcionan, no sirven, no responden, sólo llegan para enriquecerse, para hacer negocios sucios, para robar, para lo peor. Es urgente un cambio de estafeta.
Pero el cambio no lo aceptan ni los del PRI ni los del PAN porque se aferran al poder, son los negociantes gambusinos que sólo buscan el placer de una abultada cuenta bancaria, o de una residencia de superfluo en cualquiera de Las Lomas que rodean la ciudad de México, o una casa de campo en Marínalo.
Para crecer, el pájaro debe romper el huevo, romper el cascarón. Para construir un mundo hay que destruir el anterior.
Estas frases son las más representativas de la filosofía de Hermann Hesse, escritor y poeta alemán (que fue la delicia de mi juventud, con Demián, El Lobo Estepario, Sidharta), una premisa certera que expresa que el traspasar nuestro mundo, ese que nos condiciona, es algo doloroso, pero, a la larga, éste vía crucis es lo único que nos permite avanzar y destruir nuestros propios muros.
Esta es una crisis – la crisis no es necesariamente un proceso malo, destructivo, negativo, la crisis lleva en sí el crecimiento, de ahí deviene crisis, de crecimiento – que tenemos que afrontar los mexicanos y ahora con mayores infortunios como la política agresiva, perversa, del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica – pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos, lamentaba nuestro dictador, el general Porfirio Díaz que pareció un visionario que no esperaba nada bueno de los inmigrantes anglosajones que se ubicaron en los campos y planicies del país del norte, que prácticamente le robó a México más de la mitad de su territorio.
Los mexicanos, como los pollos, tienen que romper el cascarón para poder crecer, para ser mejores, para vivir mejor, para tener calidad de vida, no para enriquecerse con oro o plata, o petróleo, sino para vivir como seres humanos, en igualdad de circunstancias, acabar con los ventajosos, con los acumuladores de riquezas mal habidas, etcétera. Pero tienen que cambiar de empleados. Ya los que han estado por años no funcionan, no sirven, no responden, sólo llegan para enriquecerse, para hacer negocios sucios, para robar, para lo peor. Es urgente un cambio de estafeta.
Pero el cambio no lo aceptan ni los del PRI ni los del PAN porque se aferran al poder, son los negociantes gambusinos que sólo buscan el placer de una abultada cuenta bancaria, o de una residencia de superfluo en cualquiera de Las Lomas que rodean la ciudad de México, o una casa de campo en Marínalo.
Ni el PRI ni el PAN significan nada para los mexicanos. Están rebasados. Es cosa sabida. Y las mayorías están muy molestas sobre todo con los priistas, los de ahora, porque en aquellos años maravillosos de mi querido Negro Silva Herzog había priístas decentes, justos, parejos. Entre los de ahora sobran los bandidos, los agandalladores, los tramposos, los ladrones, los corruptos, los cómplices de la delincuencia organizada, y socios de los mercaderes de los narcóticos.
Habrá que pensar en cambiar las cosas, el establishment, que si lo dejan suelto claro que cambia. Pero no lo creo que lo dejen suelto. A Andrés Manuel López Obrador, los de la derecha lo quieren, pero muerto, porque ciertamente es un peligro para sus intereses personales y de grupo y porque seguramente vendrá y lo menos que hará será meterlos en la cárcel. Y muchos hombres ricos lo están entendiendo así. Muchos empresarios de todas partes del país se están yendo con él, como ocurrió con mi cuasi paisano Miguel Torruco Marquez, y un grupo de hombres ricos pero justos, que no van de acuerdo con los negocios sucios de la clase política o de los empresarios mañosos.
Y ahora salen hasta políticos como Santiago Levy, que fue subsecretario de Hacienda y actualmente es funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo, Las estructuras creadas por la revolución mexicana, con su partido, que evolucionó hasta institucionalizarse, ya no aguantan y estos ex a estos ex funcionarios aún les queda un poquito de vergüenza y quieren redimirse. Levy ya lo dijo: él quiere trabajar con el tabasqueño como secretario de Hacienda. Hay tanto que componer en la economía nacional, en las finanzas nacionales, en las políticas públicas de todos los asuntos de la economía como el campo que está moribundo.
Y el equipo de López Obrador quiere sumar a un experto en finanzas nacionales. El periódico de Paco El Ortiz dio a conocer recientemente los nombres de los ocho empresarios y políticos, que se han sumado al proyecto de nación del tabasqueño para el periodo 2018-2024. Nos informan ahora que Esteban Moctezuma, encargado del plan de desarrollo social de AMLO, se ha reunido varias veces con Levy. En Morena nos dicen que Levy estaría buscando ser el secretario de Hacienda de López Obrador, en caso llegar a la Presidencia de la República en 2018.
Pero los cuadros priístas y panistas no van a dejar tan fácilmente que el INE le reconozca el triunfo a López Obrador, como ha ocurrido ya en dos ocasiones. Lo cierto es que el puntero de punteros es el tabasqueño. El PAN no tiene a nadie que garantice un cambio. Ni Margarita, que ya gobernó con el beodo de su marido; ni Ricardo Anaya que tiene complejo de Trump, y menor Rafael Moreno Valle, hijastro de la maestra Elba Esther Gordillo. En el PRI, menos. No hay nadie, Aunque el PRI apoyado por la televisión inventa candidatos de la noche a la mañana e idiotiza a la gente con monederos electrónicos o cualquier otro regalito como una sopa Maruchan por voto. Pero ¿será que los pollos mexicanos no van a romper, ahora, el cascarón?
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