HISTORIAS EN EL METRO
ESPERANZA Y FE
Por Ricardo BURGOS OROZCO
Era 28 de mes. Tenía una cita cerca de la estación Hidalgo del Metro. Siempre acostumbro ser muy puntual y venía con buen tiempo desde Coyoacán. Llegué media hora antes de la hora
ESPERANZA Y FE
Por Ricardo BURGOS OROZCO
Era 28 de mes. Tenía una cita cerca de la estación Hidalgo del Metro. Siempre acostumbro ser muy puntual y venía con buen tiempo desde Coyoacán. Llegué media hora antes de la hora acordada. Salí del lado de la Iglesia de San Hipólito. Como cada 28 la avenida Hidalgo estaba cerrada de oriente a poniente para facilitar el tránsito de los creyentes de San Judas Tadeo, que por miles se reúnen en ese templo. Del mismo lado de la calle de la construcción religiosa, estaba, me acuerdo, la Hostería del Bohemio, una cafetería donde se reunían jóvenes enamorados. Ahí invité a una compañera que me gustaba cuando iba a la preparatoria. Temía que no me alcanzara para pagar, pero la chica seguro comprendió porque pidió un refresco. Yo lo mismo. Apenas completé. La Hostería del Bohemio ya no existe. Desde hace diez años se alquila el lugar para fiestas y eventos especiales, me explicó el administrador. Caminé hacia San Hipólito. En la entrada vi a un sacerdote bajo de estatura, moreno vestido con una sotana blanca, nada nueva. El hombre no parecía mexicano. Daba la bienvenida a la gente que llegaba. Me paré y le pregunté en broma ¿Cómo anda la clientela hoy, padre? Se río de buena gana y me estiró la mano para saludarme ¿No quiere pasar a conocer? Ya conozco, le dije. Me tomó suavemente del brazo y me llevó dentro del recinto ¿De dónde es usted? Mexicano no es. Me llamo Jerome. Nací en un pueblito de la India, pero ya tengo algunos años en México. Oiga, padre, cuénteme, cómo nace esa tradición de venerar a San Judas Tadeo en la Iglesia de San Hipólito. Mire – me comentó—en 1950 unos sacerdotes norteamericanos trajeron una imagen del santo y lo colocaron en un espacio del templo. Con el paso del tiempo se fue ganando la devoción de la gente y en 1982 su imagen fue trasladada al altar principal. San Judas Tadeo es conocido actualmente como el santo de los imposibles y de las causas difíciles. Después leí en internet que la fe se desvirtuó un tiempo porque muchas personas afirmaban que el santo se había vuelto el patrono de los delincuentes y narcotraficantes. Esa percepción popular alcanzó tal impacto que la Arquidiócesis Primaria de México emitió un comunicado en 2008 negando la creencia. También leí en la web que los días 28 se venera al santo porque, según las escrituras, ese día fue asesinado y decapitado junto con Simón, El Cananeo. Me despedí con un apretón de manos del padre Jerome. Dios lo bendiga, me dijo. Caminé hacia la salida entre cientos de parroquianos –unos llegaban de rodillas, otros rezaban con mucho fervor, muchos más esperaban la siguiente misa con ofrendas y oros objetos para bendecirlos--, puestos de veladoras, calendarios, rosarios, imágenes de San Judas Tadeo de todos tamaños, una máquina que imprime monedas de recuerdo por diez pesos con la efigie del santo y muchas cosas más. Un lugar muy especial de esperanza y fe a unos pasos de la estación Hidalgo del Metro. Llegué tarde 10 minutos a mí cita. No me importó.
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