Las anécdotas tejidas en torno de sus andanzas públicas o privadas, le adjudicaban al presidente Adolfo López Mateos haber acuñado la expresión coloquial que retrataba dos de sus principales aficiones: “¿hoy qué corresponde, viaje o vieja?”, dicen que preguntaba el mandatario a quienes le diseñaban la agenda diaria.Verdad o invento, y a juzgar por las versiones femeninas de quienes alguna vez lo trataron y admitieron haber
Las anécdotas tejidas en torno de sus andanzas públicas o privadas, le adjudicaban al presidente Adolfo López Mateos haber acuñado la expresión coloquial que retrataba dos de sus principales aficiones: “¿hoy qué corresponde, viaje o vieja?”, dicen que preguntaba el mandatario a quienes le diseñaban la agenda diaria.Verdad o invento, y a juzgar por las versiones femeninas de quienes alguna vez lo trataron y admitieron haber
estado enamoradas de él por su simpatía y porte de galán fotonovelero, hasta el año 2000 la vocación carismática de aquel mexiquense con rastro guatemalteco parece no haber sido superada por sus sucesores……ni por el veleidoso José López Portillo, el pérfido salinismo, o por el grotesco comportamiento de un Vicente Fox que detrás de sus charadas rurales pretendió ocultar su afecto por el “bisne” propio y familiar con recursos públicos como ha sido multidenunciado. Tampoco por un Felipe Calderón que en lugar de gracia emanaba tufo etílico, como describieron en entrevistas periodísticas quienes soportaban su cercanía.Tiempos idos aquellos, cuando la paridad peso-dólar fue a razón de 12.50, inevitablemente tienen hoy motivos de comparación, particularmente porque 58 años después de haber iniciado un sexenio gubernamental de claroscuros, López Mateos tiene en Enrique Peña Nieto un natural competidor por ser su paisano, por el estilo de “gobernar”… y la devoción por los viajes.No es cosa oculta –y mucho menos ahora que el ojo público acecha todo lo acechable y más cuando se trata de la conducta gubernamental- que los mandatarios en turno han jalado hasta con el perico en sus giras internacionales.La diferencia es que para no caer en aquella complicada alternativa lopezmateísta, los presidentes “modernos” de plano se decidieron siempre, como decide el de ahora, por compactar “viaje” y “vieja”… y amigochos, hermanos, cuñados, hijos, entenados, socios sombríos, maquillistas, zánganos de alcurnia y hasta actorcillos que la insufrible televisión comercial, en el clímax de un poder injertado por el gobierno federal como pago de facturas, le ha encajado a la población en calidad de héroes nacionales casi analfabetos.El periodístico marcaje que un equipo de investigadores dirigidos por Carmen Aristegui -cotidianamente golpeada por el poder público luego de ser cachado en continuos pecados administrativos de elevado contenido ilícito- le ha impuesto al gobierno federal, ha arrojado nuevos resultados que el mexicano crítico recibe con inocultable indignación, porque la compañía de cabecera que se agencia el presidente viaja a costillas de quienes sufren recortes presupuestales.A cambio, el campo fértil en que para el latrocinio está convertido el país, ha producido más dividendos criminales y de apatía gubernamental. Cuatro “levantones” de estudiantes en Veracruz; corruptela gubernamental a más no poder en la compra de televisores para “regalar” a la población a fin de atenuarle los efectos del apagón analógico; masacres y secuestros a pasto en Tamaulipas; anunciadas vendettas políticas en Chihuahua; desbocada usura bancaria oficialmente autorizada; incontenibles cochupos empresariales; nuevas palizas al magisterio disidente; gobernadores sanguinarios que bailan sobre cadáveres… son una parte del abono para la histeria nacional.Y luego, el dólar a 20; la falta de empleos bien pagados; la pereza en el Congreso federal; asesinatos a mansalva en las narices sin olfato de Mancera y Eruviel; toneladas de corrupción, madrizas, justicia selectiva…Otros contrastes exhiben que mientras en la administración de “López Paseos” (como la ponzoña popular se vengaba divertida de aquel mexiquense por cuentas pendientes que tampoco fueron pocas) el pueblo más dócil, menos desconfiado y hasta con un acento de orgullo aceptaba las dotes de padrotillo de su mandatario, el de ahora reclama furibundo que la corte y costosa corte ejecutiva celestial deje algo de huella por lo que religiosamente cobra y hurta: gobernar. Y de paso procese a tanto gobernador bandido, que en Javier Duarte encontrará materia de sobra.Y si es con viajes y viejas, de perdida que invite a quien paga la fiesta.