Si triunfa la ratificación, el Peje podrá seguir disfrutando las austeras instalaciones del Palacio Nacional
Si los votos son negativos, podrá afirmar que fue elegido por seis años y se quedará hasta el fin de su mandato
Andrés Manuel López Obrador tiene un nuevo capricho, que el pueblo bueno y sabio acuda a las urnas para votar por la revocación de mandato, -que tiene un tufo de ratificación del poder del zafio tabasqueño— y recordar aquellos ya viejos tiempos en que la multitud abarrotaba las plazas para aclamarlo.
Su falta de credibilidad, que se acrecentó con la difusión de la “carta de responsabilidades”, que deberían firmar los padres de familia para poder registrar a sus hijos en las escuelas.
El “presidente” tuvo que responsabilizar “los de abajo” a la titular de la secretaría de Educación Pública, es decir, Delfina Gómez, quien días antes calificó como obligatoria la firma de ese documento.
Esa difusión de la carta responsiva originó una ola de rechazo de los millones de padres de familia, fue un primar aviso de desobediencia civil, que cimbró la “popularidad” del zafio tabasqueño.
Para subsanar esa falla, ordenó a los sumisos legisladores, diputados y senadores del llamado “movimiento de regeneración nacional” que convocarán a un periodo extraordinario de sesiones para darle un carácter legal a esa nueva ocurrencia: la revocación de mandato.
Tiene el pretexto que fue uno de los muchos compromisos de campaña.
Este ejercicio de “democracia participativa” también tiene la intención de que Lopez pueda evadir sus responsabilidades como “presidente” de México.
Prefiere atender y tratar de minimizar las críticas en su contra; amenazar a los medios y a periodistas que revelan su mediocridad, su falta de preparación para el cargo que detenta y soslayar los graves problemas que tiene la nación.
Entre las muchas pendientes sobre salen: la pandemia de coronavirus que ha provocado casi medio millón de defunciones, tres millones de contagiados y miles de encamados en cientos de hospitales además la escasez parcial o total de vacunas anticovid.
Otro problema igual de grave es la también la creciente actividad de la delincuencia organizada, -que de acuerdo con informes de la DEA gobierna y controla casi la tercera parte del territorio nacional- con su febril actividad de narcotráfico, homicidios, secuestros, extorciones, violencia, impunidad y corrupción galopante, en todos los niveles en la actual administración.
Sin que la llamada Guardia Nacional pueda impedir algunos de estos problemas, no obstante, que se le destina millonario presupuesto y la promesa de incrustar a sus elementos a las filas de la secretaría de la Defensa Nacional.
Ante estos cumulo de problemas, a Lopez Obrador le urge la organización de la aprobación de la encuesta de revocación de mandato.
Cualquiera que sea el resultado, el también conocido como “el peje”, saldrá victorioso.
Me explicó, de acuerdo con el artículo 83 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el presidente ejercerá su encargo por seis años, sea electo popularmente o en el carácter de interino o sustituto.
En el artículo 86 señala que el cargo de presidente solo es renunciable por causa grave, que calificará el Congreso de la Unión, ante el que se presentará la renuncia.
Aunque todos sabemos que Andrés Manuel utiliza el texto de la Carta Magna como papel sanitario.
En el caso que los “legisladores” aprueben el desarrollo de este nuevo capricho del tabasqueño, cualquiera de los resultados será aprovechado por YSQ que detenta el más alto cargo de la Nación.
Para acatar esta orden, el líder de los senadores de Morena, el zacatecano Ricardo Monreal Ávila quien hace todos los esfuerzos posibles para convencer a los legisladores de la débil oposición
El senador cree que si grita “misión cumplida” el peje lo designará candidato a la presidencia de México, para que le cuide la espalda, es decir si al tabasqueño no se le ocurre ampliar el sexenio.
Con el desarrollo de esta nueva forma de “democracia participativa” el presidente exacerbará más a los mexicanos con la aplicación de esta nueva consulta o encuesta que es el envilecimiento de este instrumento que tiene un leve toque de democracia.
El resultado será calibrado por AMLO para conocer el nivel que tiene de aceptación o de rechazo. Expresará en caso negativo que el “pueblo bueno y sabio”, votó por Morena, para que él “gobernara a México por seis años”.
En caso de que los votos decidan que permanezca en las austeras habitaciones del Palacio Nacional, será aprovechado por el “presidente López” para conocer el grado de aceptación y tendrá la oportunidad de observar la posibilidad de ampliar su estancia por lo menos por dos años más en la Silla del Águila, que violentaría el mandato constitucional de un sexenio.
Tiene el pretexto ideal: la pandemia de coronavirus. Podrá expresar en sus “plañideras” (antes mañaneras) que el Covi19 le “robó dos años de su mandato” y los quiere recuperar.
A pesar de que ocupa su aparición diaria en cadena nacional de televisión para defender su estulticia y no para atender los problemas nacionales
Y para amedrentar a la ciudadanía inconforme cultiva la lealtad de soldados y marinos, a que están sometidos por medio de millonarios presupuestos, negocios, cargos de administración, y con actividades antes reservadas para personal civil, además de otras prebendas, en copia fiel de lo que en naciones que tienen gobierno dictatorial, como Nicaragua, Venezuela, Cuba, Corea del Norte y China.
De acuerdo con nuestra Constitución, la revocación de mandato debe ser convocada por al menos el 3% del padrón electoral, esto es, unos tres millones de ciudadanos.
No parece imposible alcanzar esa cifra, si Morena y los servidores de la nación y otros aparatos corporativos de la “cuarta transformación” o transformación de cuarta, se movilizan a todos sus aparatos corporativos para lograrlo.
Sin embargo, se trataría de una delirante contorsión política de esas clientelas: para promover la “consulta”
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