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*BALAZO AL CORAZÓN DE MÉXICO

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PERFIL DE MÉXICO



*BALAZO AL CORAZÓN DE MÉXICO



Armando Ríos Ruiz



Escuché a un analista de convicciones iguales a las de un médico de mi pueblo que suele afirmar sin inmutarse, convencido

PERFIL DE MÉXICO



*BALAZO AL CORAZÓN DE MÉXICO



Armando Ríos Ruiz



Escuché a un analista de convicciones iguales a las de un médico de mi pueblo que suele afirmar sin inmutarse, convencido profundamente, que es el mejor en el conocimiento de la medicina. Que no ha encontrado en su vida un profesional de ese quehacer, mejor que él. Ha discutido con decenas y nadie lo iguala. Sus conocimientos rebasan con mucho al más informado y conocedor de los pormenores de la profesión e inclusive se conduele de todos.

El analista asegura que casi nadie, entre 130 millones de mexicanos y 98 millones que votan, entiende lo que ocurrió en la Suprema Corte, el martes que se reunieron los 11 ministros para discutir con ánimo de aprobar, el proyecto presentado por Juan Luis González Alcántara Carrancá, que buscaba invalidar la elección por voto popular de jueces y magistrados contenida en la Reforma Judicial. Así como la invalidez de la figura de jueces sin rostro y más.

Se trataba de la esperanza de millones de mexicanos, conscientes del abuso indiscriminado de dos personajes, uno al tanto de que su propósito es vengarse de ese organismo que funcionaba como contrapeso entre los tres poderes que decidían la buena marcha del país, porque desaprobó sus evidentes desatinos cuando se trataba del número uno, intocable e infalible y otra sólo obediente al anterior, que se echó a cuestas continuar esa intención y acelerar las torpezas heredadas, con el cuento de que es el pueblo el que las desea.

Lo que todo mundo vio fue que el ministro Alberto Pérez Dayan se había manifestado siempre en contra de la absurda medida concebida por el anterior Presidente y que esa actitud engendró en los mexicanos la idea de que la Corte estaría a la altura de la razón o en contra de la indecencia. Había aliento para creer que se impondría la lógica apoyada en el conocimiento profundo de la ley, que posee la mayoría, salvo las tres ministras impuestas por el ex presidente y que dejan mucho qué desear, especialmente la porra Lenia Batres.

Lo que pudo apreciarse es que este mismo ministro fue obligado a torcer el rumbo y a la hora de votar por México, optó por hacerlo a favor de los verdaderos destructores del país o de los dos que gobiernan: el de Tabasco y Claudia Sheinbaum, con el estúpido cuento de que se quiere reformar el Poder Judicial, porque funciona mal, porque hay corrupción y por todos los argumentos para retrasados mentales que suelen urdir desde el máximo poder.

Inmediatamente después de no alcanzar la mayoría calificada en la Corte, las redes sociales se encargaron de ventilar que el ministro fue amenazado con publicarle dos demandas por acoso sexual, que de todas formas ya se conocieron. Seguramente también recibió otro tipo de ofertas. El traidor negó todo, obviamente, porque nadie aceptaría la culpa que lo obligó a rajarse y a traicionar.

Es cierto que aún quedan las instancias internacionales y que será el año entrante, cuando los destructores a nombre del pueblo, echen a andar su maravilloso plan de elegir a los miembros del Poder Judicial por voto popular, con la mentira por delante, de que el pueblo así lo quiere. Yo soy pueblo y jamás hubiera votado por decisiones estúpidas. Me consta, además, que son demasiados mexicanos los que las rechazan con todo su corazón.

Era de esperarse que personas como el senador La roña, echara las campanas al vuelo para bailar con su compás y festejar este balazo asestado a México, para bañarse jubilosamente con su sangre. Seguramente espera que la dictadura que están a punto de instaurar, dure muchos años como todas, sin que se harten de dizque adorar a los pobres mientras se hacen súper millonarios.

En tanto, la oposición se dedicaba a fabricar frases bonitas, como la que soltó Guadalupe Munguía, coordinadora del PAN en el Senado, de que La historia juzgará este momento como un tiempo de oscuridad, donde un régimen autoritario, en su afán de consolidar el poder absoluto, ha socavado nuestra democracia y la división de poderes”. Mejor que se dediquen a estudiar en serio el problema y a buscarle la solución más eficaz.

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