PERFIL DE MÉXICO
*MÉXICO AVALÓ EL GOLPE DE ESTADO
Armando Ríos Ruiz
Se venía venir y muchos analistas se adelantaron a decir que Nicolás Maduro no renunciaría por nada del mundo a autoproclamarse Presidente de Venezuela
*MÉXICO AVALÓ EL GOLPE DE ESTADO
Armando Ríos Ruiz
Se venía venir y muchos analistas se adelantaron a decir que Nicolás Maduro no renunciaría por nada del mundo a autoproclamarse Presidente de Venezuela por un período más, que concluirá en 2031, con lo que consumó un golpe de Estado, debido a la certeza de que perdió las elecciones de julio del año pasado y a no haber presentado una sola acta de casilla alguna, que demostrara lo contrario. Y la presenta mexicana avaló el “agandalle”.
Días antes, la que manda aquí había mostrado una postura aparentemente renuente a reconocer el triunfo del venezolano e igual que otros mandatarios latinoamericanos, como Gustavo Petro, de Colombia y Lula Da Silva, de Brasil, pidió la presentación de las actas electorales, algo que jamás hizo Maduro, porque no las tenía ni las tiene. Repentinamente cambió de parecer y decidió enviar un represente mexicano a avalar el fraude,
Pero no sólo avaló el fraude. Avaló también el desaseo de los gorilas convertidos hoy en mandatarios. Avaló la antidemocracia. El abuso. La dictadura. El fraude electoral y toda esa suciedad empleada días antes del anuncio de la lideresa indiscutible de la resistencia, Corina Machado y del opositor triunfador, Edmundo González Urrutia, de regresar al país sudamericano a tomar posesión legítima del poder, ganado por mayora aplastante.
Días antes, Maduro ordenó un despliegue de fuerzas de su ejército, a su lacayo Diosdado Cabello, que puso en marcha de inmediato, con el arresto de más de 120 extranjeros, para utilizarlos después como objetos de cambio con sus países de origen, por reconocimiento de su gobierno espurio. Las amenazas a los venezolanos menudearon, con el propósito de hacerles ver que correrían el peligro de ser llevados a sus centros de tortura por asistir al llamado de la oposición.
La bajeza del dictador llegó al extremo de secuestrar al yerno de González Urrutia y a cortar el suministro de electricidad en la zona en donde vive la madre de Corina Machado, de 84 años y enferma de afectaciones crónicas que le demandan el uso constante de oxígeno. Pero el asedio a este sector inició desde principios de diciembre, en un acto de cobardía sin límite.
Aun así, este ejemplo puro de cobardía llamó cobarde a González Urrutia, pero detrás del muro impenetrable de sus soldados asesinos, para vergüenza de ellos mismos y de los mandatarios de todos los países de los que recibió apoyo incondicional, generalmente de talla muy menor, salvo México, cuya Presidenta coronó con este hecho su talante autoritario y proclive a la porquería antidemocrática y quizá porque tuvo un halito de conciencia que la llevó a recordar su inclinación inconfundible a la dictadura.
‘Quién podría pensar que internacionalmente, la señora que hoy dizque gobierna en este país no fue duramente condenada? Cruzo la línea que separa la congruencia de las consecuencias que sus actos le acarrearán a este país, máxime que nuestros vecinos del norte, con el gobierno más poderoso del mundo, cuyo timón será tomado en unos cuantos días, reprobó la imposición del autócrata venezolano. Pero estos actos han sido desdeñados por el gobierno de México.
La señora aludió el argumento de la autodeterminación de los pueblos que, como siempre, poco tiene que ver con su actitud, ya que la sensatez llama al comportamiento más acorde con la prudencia y con el raciocinio que, en todo caso, llamaba forzosamente al repudio de esa podredumbre. Pero… tal vez se siente realmente atraída por ese tipo de actitudes. ¿O será que como ya se ha hecho costumbre, obedeció la voz de su amo y señor?
Puede ser. Toda vez que desde que asumió el poder, no ha hecho más que hacer palpable su obediencia totalmente ciega a quien la impuso como relevo, como muestra de que sabe pagar el favor, que la ha convertido, a los ojos de muchos millones de mexicanos, en una mandataria con todas las deficiencias. Sin asomo de independencia. Con desconocimiento absoluto para ejercer el cargo y con una ignorancia tan grande y hasta peor que la de su antecesor.
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