Sólo los analistas independientes alertan de los graves escollos a los que se enfrenta la marcha de la economía nacional. Una situación realmente gravísima. Los conductores de este país, encabezados por Peña Nieto, ni sudan ni se acongojan. Para ellos, todo marcha sobre ruedas y sobre una supercarretera. No hay broncas. Y hasta el actual gobernador del banco central se da el lujo de mandar al carajo a la confianza de los mexicanos, anunciando que se va a ganar el doble o el triple de lo que gana acá al Banco de Pagos Internacionales en Suiza. O sea que le vale la suerte de los mexicanos. No quería aceptar desde los años 80 que los empleados del FMI son apátridas. Y Agustín Carstens es empleado de ese organismo mangoneado por el Departamento del Tesoro estadounidense.
¿Serán patriotas José Antonio Meade Kuribreña, Ildefonso Guajardo, Claudia Ruiz Massieu y Enrique Peña Nieto? Lo dudo, aunque ellos lo juren y perjuren. Lo que les interesa es el bisnes. Lo han demostrado en estos cuatro años de locura, tanto que muchos extrañan a los panistas. Para empezar, Carstens puso a temblar a medio mundo. Si no se hubiera movido un poquito al alza el precio del tambo de aceite, el peso se habría ido al fondo. Una crisis maniaco depresiva de los agentes económicos. Nadie le apuesta al buen éxito de la economía nacional y no porque el mundo esté vuelto loco y los mercados resientan las idioteces de los usureros de la banca, sino porque no hay política económica, como la hay en otros países de Europa y Oriente por ejemplo. NI siquiera Obama la tiene. Cuantimás Peña Nieto.
El pueblo, los trabajadores aguantan. Los mexicanos son muy aguantadores y ni siquiera piensan en organizarse para vivir mejor. Algo así como Los Agachados de Rius. Los más preocupados por esta crisis, que ya lleva años, y que se ha agudizado en los últimos cuatro, son los patrones. Ellos y no los gobernantes están muy preocupados porque la economía no crea empleos. Más bien los descrea. Y así jamás se repondrá del “catarrito” al estilo Carstens, la economía. Los patrones, en voz de su dirigente, han propuesto 21 acciones entre las que están: otorgar incentivos fiscales que contrarresten la disminución que se espera de la Inversión Extranjera, reducir la deuda a menos de 40% del PIB para evitar una baja en la calificación crediticia. Asimismo, urgió políticas y objetivos con visión de largo plazo que den continuidad independientemente del partido político en el poder. Ejercer sin demora el gasto público, e iniciar los proyectos y los pagos durante el primer bimestre del 2017, dar flexibilidad a las asociaciones público-privadas, asegurar un financiamiento para las pequeñas, medianas y grandes empresas, combinar programas de banca de desarrollo y banca comercial, y que las entidades federativas y sus municipios hagan un esfuerzo para recaudar más. Además, acelerar los procesos de contabilidad gubernamental, “para que en la rendición de cuentas estén homologadas las contabilidades de todos los estados de la República”, mantener los niveles de reservas internacionales, propiciar el consumo, a través de crédito y de programas gubernamentales, entre otros.
Juan Pablo Castañón Castañón, presidente del sindicato patronal (Coparmex), comentó que hay cuatro elementos que pesan sobre la economía mexicana y que pudieran tener efectos muy negativos, de no tenerse una estrategia: el endeudamiento público, el déficit creciente de la balanza comercial, la debilidad de la economía y del comercio mundial y los efectos que generará la elección estadounidense en los mercados financieros y en los flujos de inversión extranjera.
“Todos estos factores combinados podrían impedir que creciéramos más del 2% en el 2017, con afectación importante en el empleo y el bienestar de las familias. Por eso es fundamental llevar al cabo acciones emergentes, aseveró Castañón en su mensaje semanal. Por ello, dijo, se necesita un paquete de lineamientos y acciones que puedan tener efectos rápidos en materia de inversión y empleo.
Pero los gobernantes son autistas. Ni ven ni oyen. Aquí se hace lo que sus chicharrones truenan. Y así nos va a seguir llevando el payaso. 2017, año de la consolidación de la crisis. 2018, todo al carajo porque el interés de la clase política será ganar, a como dé lugar, aunque sean chanchullos, la Silla.
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¿Serán patriotas José Antonio Meade Kuribreña, Ildefonso Guajardo, Claudia Ruiz Massieu y Enrique Peña Nieto? Lo dudo, aunque ellos lo juren y perjuren. Lo que les interesa es el bisnes. Lo han demostrado en estos cuatro años de locura, tanto que muchos extrañan a los panistas. Para empezar, Carstens puso a temblar a medio mundo. Si no se hubiera movido un poquito al alza el precio del tambo de aceite, el peso se habría ido al fondo. Una crisis maniaco depresiva de los agentes económicos. Nadie le apuesta al buen éxito de la economía nacional y no porque el mundo esté vuelto loco y los mercados resientan las idioteces de los usureros de la banca, sino porque no hay política económica, como la hay en otros países de Europa y Oriente por ejemplo. NI siquiera Obama la tiene. Cuantimás Peña Nieto.
El pueblo, los trabajadores aguantan. Los mexicanos son muy aguantadores y ni siquiera piensan en organizarse para vivir mejor. Algo así como Los Agachados de Rius. Los más preocupados por esta crisis, que ya lleva años, y que se ha agudizado en los últimos cuatro, son los patrones. Ellos y no los gobernantes están muy preocupados porque la economía no crea empleos. Más bien los descrea. Y así jamás se repondrá del “catarrito” al estilo Carstens, la economía. Los patrones, en voz de su dirigente, han propuesto 21 acciones entre las que están: otorgar incentivos fiscales que contrarresten la disminución que se espera de la Inversión Extranjera, reducir la deuda a menos de 40% del PIB para evitar una baja en la calificación crediticia. Asimismo, urgió políticas y objetivos con visión de largo plazo que den continuidad independientemente del partido político en el poder. Ejercer sin demora el gasto público, e iniciar los proyectos y los pagos durante el primer bimestre del 2017, dar flexibilidad a las asociaciones público-privadas, asegurar un financiamiento para las pequeñas, medianas y grandes empresas, combinar programas de banca de desarrollo y banca comercial, y que las entidades federativas y sus municipios hagan un esfuerzo para recaudar más. Además, acelerar los procesos de contabilidad gubernamental, “para que en la rendición de cuentas estén homologadas las contabilidades de todos los estados de la República”, mantener los niveles de reservas internacionales, propiciar el consumo, a través de crédito y de programas gubernamentales, entre otros.
Juan Pablo Castañón Castañón, presidente del sindicato patronal (Coparmex), comentó que hay cuatro elementos que pesan sobre la economía mexicana y que pudieran tener efectos muy negativos, de no tenerse una estrategia: el endeudamiento público, el déficit creciente de la balanza comercial, la debilidad de la economía y del comercio mundial y los efectos que generará la elección estadounidense en los mercados financieros y en los flujos de inversión extranjera.
“Todos estos factores combinados podrían impedir que creciéramos más del 2% en el 2017, con afectación importante en el empleo y el bienestar de las familias. Por eso es fundamental llevar al cabo acciones emergentes, aseveró Castañón en su mensaje semanal. Por ello, dijo, se necesita un paquete de lineamientos y acciones que puedan tener efectos rápidos en materia de inversión y empleo.
Pero los gobernantes son autistas. Ni ven ni oyen. Aquí se hace lo que sus chicharrones truenan. Y así nos va a seguir llevando el payaso. 2017, año de la consolidación de la crisis. 2018, todo al carajo porque el interés de la clase política será ganar, a como dé lugar, aunque sean chanchullos, la Silla.
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