Llevando como estafeta ambigua el poder del convencimiento popular -amparando un proyecto demoledor a través del chantaje, el gandayaje y la denostación contra sus más e identificados acérrimos enemigos de la política mexicana-,
Llevando como estafeta ambigua el poder del convencimiento popular -amparando un proyecto demoledor a través del chantaje, el gandayaje y la denostación contra sus más e identificados acérrimos enemigos de la política mexicana-,
Andrés Manuel López Obrador nunca se imagino de convertirse de un astuto y temperamental “caudillo medioclasista” -no solo en el Mesías o el redentor y salvador de los géneros más desprotegidos-, sino como un auténtico “Padrino” de la “Mafia del Poder” de la Izquierda Aristocrática, que para el histrionismo de actores solemnes, podrían calificarlo como el jefe de la familia de Los Locos Adams.
La desambiguación es el acervo que cataloga a esa izquierda en un ente sin pies ni cabeza, incluso en sus redirecciones existe anfibologías solo por sus gestos, y le peor, los “señoritos” aborrecen a los periodistas críticos, que insisten en preguntar si la VII ALDF se convertirá en un comedor de negros.
El comportamiento de los siniestros actores de la izquierda, con sus hechos, sus palabras y pírricas expresiones, puede entenderse o interpretarse de diversas maneras como es la angustia, inmersa en un mundo lleno de trampas y ambigüedades morales.
El azote que trae consigo el populismo, lo transforma en un ente que no es recomendable para el desarrollo de la nación; en lo general, los Locos Adams de la política mexicana, particularmente de los recalcitrantes, qué darían por hacerse del poder presidencial para seguir destruyendo la endeble unidad de millones de mexicanos, a costa de los enriquecimientos ilícitos, y abrir su abanico de impunidades, convertido el poder institucional en un poder del crimen organizado institucionalizado.
Las generaciones de mexicanos han sido simples espectadores de cómo esos revoltosos que en 1968 se peleaban por el poder por el poder, con la “altura de miras” de tumbar al dinosaurio del priismo –una vez cristalizado a través de la cúpula de la derecha con Vicente Fox-, ahora se emplean con cierta destreza institucional explotando a la misma a su plena conveniencia y albedrío.
La VII Asamblea Legislativa del Distrito Federal, como ya se ha abordado en anteriores entregas a través de este portal, se verá un escenario verdaderamente caótico que impactará al conglomerado social de la capital de la República mexicana.
Será como escenificar continuas escenas dantescas, que en el pasado reciente, sería inverosímil, pero ahora el poder de la familia de Los Locos Adams, rebasará la inteligencia de muchos y en lugar de meter en control a los grupos sociales que se manifiestan y agreden a terceros con sus marchas y plantones, se acrecentarán, se agravarán. La capital del país seguirá cayendo en ese tobogán de la ingobernabilidad.
Leonel Luna, quien fungirá como coordinador del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática en la VII ALDF, asumió una postura engañosa de una acción ortodoxa que contrasta para un político de izquierda.
Es decir, en cierto momento se sintió como un iluminado priista que con dotes de grandeza “explicaba” que el PRD no caerá en las provocaciones de sus hermanitos que aglutina la fuerza lopezobradorista morenista, y que los amarillos serán institucionales ante el arrebato de su contraparte de izquierda César Gravioto, coordinador legislativo de MORENA, quien sentenció que no cederá la presidencia de la Comisión de Gobierno del recinto de Donceles y Allende por sus atributos de poseer la mayoría relativa en ese órgano legislativo.
En tanto que los otros partidos, PAN, PRI y la chiquillada integrada por el PES, MC, PVEM, PH, PANAL y PT, se relamerán sus bigotes e impotentes de ser simples observadores de cómo MORENA-PRD -los hermanitos del dolor de la izquierda-, se repartirán el gran pastel presupuestal hacia para el propio Gobierno de Miguel Ángel Mancera, las Secretarías del GDF y los órganos autónomos.
De tal suerte que los cobrecillos morenistas se encuadrarán en la denostación, para finalmente agraviar, ofender, calumniar, denigrar, injuriar, insultar, ultrajar y vilipendiar hasta sus propios hermanitos del “dolor de la izquierda” el PRD, estableciendo marcados yerros que irán en contra de un parlamentarismo que pudieran honrar y ensalzar la honorabilidad de sus nuevos huéspedes de Donceles en beneficio de la colectividad de la gran ciudad de México.
Ese pues, podría ser un escenario de lo que sería la VII Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
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